domingo, 13 de marzo de 2011

15:47

hace dos años mi mamá se fue a Japón y
me trajo de regalo una cámara de vídeo.
una tarde de invierno fuimos con mis amigos a la plaza.
mientras estábamos acostados en el pasto
grabamos el cielo, algunas conversaciones y
el pelo al viento de Julia que se veía super lindo.
cuando llegué a mi casa lo baje a la computadora y
mágicamente me encontré en la tarjeta de memoria
con unos vídeos de un japonés pelado y gordo,
vestido con una chaqueta azul y roja que tenía un
cartelito con su nombre.
era algo así como 林洛申, claro que nunca supe
como se llamaba.
el japonés miraba a la cámara, hacía unas muecas extrañas,
me mostraba su lugar de trabajo, que estimo es donde mi madre
compro el artefacto y decía unas palabras mirando fijo al lente,
que por cierto, jamás pude entender.
sospecho que me estaba mandando un mensaje.
me quería decir algo, pero no puede descifrar que.
el otro día me levanté y me enteré de todo lo que estaba
pasando en el mundo.
tengo que admitir que me asuste un poco.
la incertidumbre de saber si el japonés gordo
esta vivo o no, es algo que me produce escalofríos.

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