viernes, 11 de marzo de 2011

4:02

tengo una especial fascinación por los parques
de diversiones abandonados.
me encantaría llevarte a uno que hay en Japón,
para que exploremos los recovecos de los
juegos que ya no funcionan.
están llenos de plantas crecidas,
ramas de árboles caídos y pastizales que desvergonzados
crecen por entre la nariz de algún payaso.
están descoloridos, ya no son fluorescentes,
se les ve la chapa oxidada de abajo y ya
no hacen esos sonidos divertidos que te llenan de
entusiasmo antes de subir y se tornan encantadores.
nunca me gustó demasiado la vuelta al mundo,
pero ahora le estoy encontrando una particular atracción.
quiero que nos subamos de noche y
nos detengamos arriba de todo.
que veamos las luces de la ciudad y
fumemos sin despegar la vista del abismo.
quiero que sintamos el vértigo y nos besemos al máximo,
como si en cualquier momento el asiento con forma
de globo aerostático pueda llegar a desprenderse y
no nos quede otra opción que agarrarnos de la
mano y dejarnos caer.
quedar suspendidas en el aire,
sin sacarnos la mirada de encima,
diciéndonos que nos amamos, sin abrir la boca,
y apretarnos fuerte,
con la esperanza de que al llegar abajo haya
alguna cama elástica que nos acolchone.
quererte a vos es como subirme a una montaña rusa.
es abrocharme el cinturón y entregarme al vértigo extremo,
sin saber como voy a terminar.
es sentir el viento en la cara y el sol en la nuca.
el vacío, la altura.
es no ver nada.
pasar por el túnel y estar completamente ciego.
entregarse a las nubes, a los colores y
a los gritos de desesperación del resto.
quererte a vos es que mi carrito se suelte en la bajada
y yo siga volando por entre los otros juegos, los edificios
de la ciudad y alguna que otra plaza hasta llegar a mi casa.
que mi habitación se transforme en un laberinto y vos estés
en un extremo y yo en el otro.
juguemos a encontrarnos, ahora que andamos tan perdidas,
te voy a gritar desde la otra punta.
y tarde o temprano va a suceder y nos vamos
a fundir en un abrazo super intenso.
el laberinto desaparece, la casita del terror se ve a lo lejos,
pero no entramos porque a mi me da miedo,
y mi cama se transforma en un inflable con forma de conejo.
me encanta que sea un conejo, que sea tan colorido y luminoso
y que tenga olor a plástico nuevo.
nos acostamos, te digo que te extrañe,
nos damos un beso y mi cama desaparece.
nos chupa como hacia adentro y nos conduce hacia alguna
dimensión desconocida.
ahí nada más existimos vos y yo.
se escuchan los discos que nos gustan,
hay un montón de helado y flores por todos lados,
huele muy bien.
que bueno estar acá con vos.
me puedo quedar horas mirándote las pecas de la cara,
las partecitas partidas de tus dientes y
tocándote el pelo, que todavía no entiendo si
es lacio u ondulado.
con vos no me aburro nunca,
así que aunque estemos en la dimensión desconocida y
no tengamos nada para hacer, o en el parque de diversiones
mas espectacular del mundo, yo te voy a seguir amando
como el primer día que te quise besar,
mientras nos enfrentábamos al monstruo del agua.
con vos no existe el tiempo ni el espacio,
el amor es la ley máxima.
es el que me mueve, el que habla por mi,
el que te da un beso en el cuello y
el que te lleva en la bici mientras el viento nos da
en la cara y nos despeina.
te quiero llevar a Japón, al parque San Martín y
al jardín de invierno de mi casa.
te quiero llevar a todos lados y a la vez a ninguno.
es que en realidad te quiero llevar conmigo siempre,
sea a donde sea.

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